EL FILÓSOFO, DE LA CALLE
UNGA
LA MUJER Y EL OLVIDO
«Sapere Desidero. Volo et satis esse»
Deseo saber. Lo quiero y basta.
Cave memoriam praestare, vel mendace memorem esse oportet, vel lotum gustavi vel succesore novo vincitur omnis amor, vel non quae praeterit hora redire potest. Si no fuera por tu
olvido, mujer, yo no existiría
Unamuno, en su novela
Niebla, reconoce que las principales facultades del ser humano son mujeres:
«Tengo pues: a Eugenia, que me habla a la imaginación, a la cabeza; Rosario,
que me habla al corazón y Liduvina, mi cocinera , que
me habla al estómago. Y cabeza, corazón y estómago son las tres facultades del
alma que otros llaman inteligencia, sentimiento y voluntad». Se piensa con la cabeza, se siente con el
corazón y se quiere con el estómago. ¡Esto es evidente!
¡Cuídate del que tenga
buena memoria! Y uno más antiguo, Erasmo
de Roterdam así lo enunció «detesto al
oyente que se acuerda de todo y no me gusta el convidado que tiene buena
memoria». Estos conceptos no son fáciles de asimilar. Si seguimos con la
traducción así lo podemos leer: «amores nuevos, olvidan viejos; el mentir
quiere memoria; buena vida, padre, madre olvida; con agua pasada no muele
molino. O lo que es lo mismo, cuando le dicen a uno olvídelo, pero para
volverlo a joder»
El mismo Erasmo argumenta al principio del elogio de la locura:
«Pues decidme: ¿Qué hombre ofrecería la cabeza al yugo del matrimonio si, como
suelen esos sabios, meditase los inconvenientes que le traerá esta vida? O,
¿qué mujer permitiría el acceso de un varón si conociese o considerase los
peligrosos trabajos del parto o la molestia de la educación de los hijos? Un hijo le cuesta al
padre un solo espermatozoides, aunque en la eyaculación se desperdicien
millones que no lograron penetrar en el óvulo. En cambio, a la madre le cuesta
más que un óvulo, pues se agregan 9 meses de embarazo, con todos sus
inconvenientes y riesgos, tales como pérdidas laborales, riesgos de muerte, hipertensión
y diabetes. Ni falta hace señalar que el parto será increíblemente más doloroso
y costoso para ella. Además, en cierta proporción de mujeres, ese parto será
anormal e irá acompañado de distocia, cesárea, pérdida de sangre, infarto por
esfuerzo de expulsión, infecciones o incluso la muerte, cuando las condiciones
son insalubres. Yo soy el tercer hijo, y estoy vivo gracias a que las madres
olvidan todo el dolor y se preparan para el siguiente don de vida. ¡Bendito
olvido, es el origen de la humanidad!
Pues si debéis la vida a
los matrimonios y el matrimonio a la Demencia, mi acompañante, comprended cuan
obligados me estáis. Además, ¿qué mujer que haya sufrido estas incomodidades
una vez querría repetirlas, si no interviniese el poder del Olvido? Ni la misma Venus, diga lo que diga
Lucrecio, podría esparcir su veneno, y sin el auxilio de su poder sus
facultades quedarían inválidas y nulas.» Bendito olvido, gracias mujer, por tí existimos. El filósofo
Hegel, en su filosofía de la historia, también comenta que la razón tiene una
argucia que le ordena al cerebro olvidar para no sufrir; a lo mejor ese es el tema del periodista,
Director de Milenio, cuando hace sus comentarios televisivos en el Asalto a la Razón.
Conclusión: Para no
sufrir mejor olvídelo, eche afuera su dolor, no lo guarde, le hace daño.
p.d. Y a propósito
de olvido, ya no me acordaba que mi mejor recomendación en mi curriculum, es que todavía
sigo siendo El Rector de la Universidad Autónoma de Aldama, Chih.
Total, una vida sin
reflexión y amor al trabajo no merece vivirse .
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Nos vemos en la siguiente
entrega, será todos los días.
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