EL FILÓSOFO, DE LA CALLE
UNGA
Aquilae solae, stulti in globulis volitant; vel aquilae per escalas non ascendunt.
Las aguilas vuelan solas, los pendejos
en bolas; o lo que es lo mismo las águilas no suben por las escaleras.
Freinet nos cuenta que un pedagogo
había preparado sus métodos minuciosamente: Había establecido científicamente,
decía, la escalera que debía permitir el acceso a los diversos estadíos del conocimiento; había
medido experimentalmente la altura de los peldaños para adaptarla a las
posibilidades normales de las piernas infantiles; había colocado aquí y allá un
descansillo cómodo para tomar alientos, y la barandilla benévola sostenía a los
pequeños; el pedagogo se irritaba no contra la escalera, que había sido
concebida y construía científicamente, sino contra los niños que parecían
insensibles a su solicitud.
Se irritaba porque todo
sucedía normalmente cuando él estaba presente vigilando el ascenso metódico de
la escalera, peldaño a peldaño, respirando en los descansos y agarrados a la
barandilla. Pero si se ausentaba un momento, ¡qué desastre y qué desorden! Solamente seguían subiendo metódicamente,
peldaño a peldaño, agarrándose a la barandilla y respirando en los descansillos
los individuos a los que la escuela había marcado suficientemente con su
autoridad, como aquellos perros de pastor a los que la vida ha educado para
seguir pasivamente a su dueño y que se han resignado a no obedecer ya más a su
naturaleza de perros franqueando senderos y malezas. Es decir a los niños que
fueron oro y los convirtieron en plomo.
La pandilla de niños se
entregaba a sus instintos y hallaba de nuevo sus necesidades; uno subía la
escalera a gatas; otro tomaba impulso y trepaba por los peldaños de dos en dos,
saltándose los descansillos; incluso había quienes intentaban subir de espaldas
y, a fe mía, adquirían en ello cierta maestría. Pero, sobre todo, increíble
paradoja, estaban aquellos –y eran la mayoría- para los que la escalera estaba
demasiada falta de atractivos y aventuras, y que rodeando la casa, agarrándose
a los canalones, franqueando las balaustradas, haciéndole al tarzán con la soga, llegaban
arriba en un tiempo récord, mucho mejor y mas rápido que por la escalera
llamada metódica y, una vez arriba bajaban por la barandilla como un tobogán…
para volver y empezar esta ascensión apasionante.
El pedagogo persigue a los
individuos que se obstinan en no subir por las vías que él considera normales. ¿Se ha preguntado si, por azar, su ciencia de la
escalera no será una falsa ciencia, y si no habrá otras vías más rápidas y más
saludables que procedan por saltos y por zancadas; sino habrá, según la imagen
de Una Teoría Liberal Humanista, Una Teoría
Bioética-Sociopolítica-Económica-Filosófica-Educativa de las Águilas que no suben por las
escaleras
Total, una vida sin reflexión y
amor al trabajo no merece vivirse .
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Nos vemos en la siguiente
entrega, será todos los días.
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