LAS PALABRAS ESCONDIDAS

Oye hermano, no te extrañe que algún día te escondan las palabras, que te prohiban recordar... porque para liquidar a las naciones, lo primero que se hace es quitarles la memoria. Se destruyen sus libros, su cultura su historia. Y luego viene alguien y les escribe otros libros, les da otra cultura y les inventa otra historia.

Entonces la nación comienza lentamente a olvidar lo que es y lo que ha sido y el mundo circundante lo olvida aún mucho antes.

- ¿Y el idioma?
- ¿Para qué nos lo iban a quitar?

- Se convierte en un mero folklore que muere, al cabo de un tiempo, de muerte natural. Y así un invasor tras otro.

¿Será cierta la tesis de Kundera cuando dice que la lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido?

Hay sabios que saben todo y que ya no pueden decir nada: Es muy peligroso cuando hablan, porque dicen puras verdades.

Total una vida sin reflexión y amor al trabajo no merece vivirse.

martes, 30 de octubre de 2012

DICHOS LATINOS, ANALISIS, 1855 AÑO. XLIV

EL FILÓSOFO, DE LA  CALLE 

¿A qué le sacas Mexicano?
El más terrible de los males, la muerte, no es nada para nosotros, pues cuando nosotros existimos, la muerte no existe, y cuando la muerte existe, nosotros no existimos.

No es nada, por tanto, ni para los vivos ni para los muertos; para aquellos no existe, y éstos ya no existen. Total, los costos se reducen a polvo.

¡No somos nada, pura vida!

Así le hablaba el maestro
Epicuro a sus inteligentes alumnos en el siglo IV antes de Cristo.
“Ego sum resurrectio et vita: qui credit in me, etiam si mortuus fuerit, vivet: et omnis qui vivet, et credit  in ME, nor morietur in aeternum.”
Así hablaba Jesús a sus discípulos: Yo soy la resurrección y la vida: El que cree en Mí, aunque muera, vivirá: Y todo el que vive y cree en Mí no moriría jamás.
Y así dijo Teresa de Jesús en su lecho   “No es que me muera, estoy entrando a la vida”.  Nuestros muertos viven. Dios no recibe en su seno las cenizas, ni a los despojos, ni sus olores a muerto, sino a sus hijos vivos.  La filosofía cristiana no es un culto idolátrico a los muertos, sino a la alegría de llegar a la Casa del Padre, donde hay muchas moradas.
Nos vemos en la siguiente entrega, será todos los días.

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