EL FILÓSOFO, DE LA CALLE UNGA
AMOR DESINTERESADO
«cum amore amor
persolvitur»
Amor
con amor se paga.
La amistad del hombre es con frecuencia un apoyo; la mujer es siempre un consuelo.
Para entender la esencia de un amor
desinteresado, empezaremos con una referencia histórica:
San Luis el Rey, mandó a Ivo, Obispo de
Chartres, en
una embajada, y este le dijo que en el camino se encontró con una matrona
madura y airosa, que traía una antorcha en la mano y un cántaro en la otra; le
preguntó que significaban esos símbolos y que se proponía hacer con su fuego y
su agua. Le contestó “El agua es para apagar el Infierno; el fuego es para
incendiar el Paraíso. Quiero que los hombres amen a Dios por el amor a Dios”
Un poema nos va servir de fundamento
para acabar de comprender este texto histórico.
Borges afirmó
en diciembre de 1959 que este texto era un anónimo del siglo XVI. Hoy sabemos
que es de un monje, con el apellido “De Guevara”.
No me mueve, mi Dios, para quererte
El cielo que me tienes prometido,
Ni me mueve el infierno tan temido
Para dejar por eso de ofenderte.
Tu me mueves, Señor, muéveme al
verte
Clavado en
una cruz y escarnecido;
Muéveme, ver
tu cuerpo tan herido;
Muéveme tus
afrentas y tu muerte.
Muéveme, al
fin, tu amor, y en tal manera
Que aunque no hubiera cielo yo te
amara,
Y aunque n no hubiera infierno te
temiera.
No me tienes que dar porque te quiera;
Pues aunque lo que espero no esperara,
Lo mismo que te quiero te quisiera.
El amor divino de lo humano, surge
como un corolario de experiencia histórica para tí, Eva, en el epitafio que te
escribió Adán: Donde estabas tú, estaba el Edén.
Lo humano de lo divino, así dice:
Mujer, si te amo por el temor de tu
olvido,
quémame en tu
memoria.
Y si te adoro por la esperanza del
placer pasajero,
exclúyeme de tu
vida;
pero si te amo por ti misma,
no me niegues tu imperecedera
hermosura.
Total, una vida sin reflexión y el
amor de amistad, no vale la pena vivirse.
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