EL FILÓSOFO, DE LA
CALLE
Verbum Verbo nuntiabo
Anunciaré al Verbo con la
Palabra
Es un dicho porque así se escuchó en los salones seminarísticos de Chihuahua y algo
tuvieron que ver algunos estudiantes de la época de los 60as., entre ellos un
entrañable amigo Camilo Daniel, hoy sacerdote de la Diócesis de Cuathemoc.
Hoy se maneja como el poder de la palabra que de una manera
metafórica lo describe Gabriel García Márquez «Que una vivandera de la Guajira
colombiana rechazo un cocimiento de toronjil porque le supo a Viernes Santo.
Que don Sebastián de Covarrubias, en su diccionario memorable, nos dejó escrito
de su puño y letra que el amarillo es el color de los enamorados. ¿Cuántas veces no hemos probado nosotros
mismos un café que sabe a ventana, un pan que sabe a rincón, una cereza que
sabe a beso? Son pruebas al canto de la inteligencia de una lengua que desde
hace tiempo no cabe en su pellejo».
Traigo al presente un recuerdo de una clase de Oratoria en el
Instituto América en el semestre 1969-1970 –precisamente con el poder de la
palabra- y que me encontré en el archivo del viejo profesor el nombre de las
siguientes alumnas, las cuales recuerdo con mis primeras vivencias
magisteriales: Genoveva Terrazas, Irma Gama, Beatriz Frangos, Elena Naciff, Vera García de la Cadena, Arcelia Dozal, Luz Elena Siqueiros, Rosa María Chávez, Guadalupe Saénz, Margarita Corona,
Pilar Zermeño, Margarita
Escobedo, Patricia Muñoz, María Naciff, Julieta Villatoro, María Eugenia de los Santos, Celina Caraveo, Margarita Álvarez,
Lourdes Portillo y Yolanda Alcalá.
Y ahí entre los recuerdos de la época me encontré esta carta de las
aquellas vagancias estudiantiles, aprovechando la clase de oratoria y así dice
textualmente:
«Mi adorada amiga: Dudé mucho al escribirte esta carta, pero mi
duda y me incertidumbre vencieron mi temor. Hace tiempo tengo una duda que me
mata, no me deja dormir, ni comer, paso las noches en vela, pensando en lo
mismo.
Desde hace tiempo, quiero preguntarte algo muy importante para mi,
pero al llegar contigo pierdo las fuerzas de decírtelo y callo.
Pero hoy ya no puedo más, es incontrolable mi ansia por saber la
verdad.
No quiero que me engañes, quiero que contestes con toda sinceridad
a mi pregunta. Ya que como te dije es muy importante para mi.
No resistiría que tu me engañaras, como los demás lo han hecho, sé
que tu eres sincera, buena, y comprensiva, por eso te escogí a ti y hoy a
llegado la hora de hacerte esta pregunta:
¿Se comerá silvestre a piolín?»
p.d. Esto es el poder de la palabra, todavía está viva, con estas
preguntas: ¿algún día el coyote vencerá
al correcaminos?, ¿por fin el gato Tom
atrapara al ratón Jerry?, algún día
Batman será derrotado por el pingüino?, ¿Algún día será totalmente derrotado el
mal por el bien?.
Total, una vida sin reflexión no merece
vivirse.
Nos vemos en la
siguiente entrega, será todos los días.
Si desea consultar
la colección de dichos véalo en www.santoysena.com.mx/vidaprivadadepalabras
No hay comentarios:
Publicar un comentario