EL FILOSOFO DE LA CALLE
Muneribus vel dii capiuntur
Muneribus vel dii capiuntur
No hay cerradura si es de oro la
ganzúa, la llave maestra. El dinero, dicen, todo lo puede.
Y la ganzúa la llave maestra
permite un contrarrefrán como lo dijo Jorge Volpi:
Si las palabras son las únicas armas que le otorgan realidad a los objetos, uno
no existe antes de sus primeros balbuceos. Mientras no consiga articular
sonidos comprensibles, soy un explorador arrojado en medio de una tumba de
sonidos: Aunque escucho como hablan los otros y poco a poco comprendo lo que
dicen, la definición de mis cuerdas bucales me condenan a la soledad
angustiante.
Solo cuando pronuncio una palabra
me convierto en persona. San Juán el Evangelista, acertaba al
escribir, que en el principio era el «Verbo» –sólo que el Verbo es en realidad
un pronombre YO- que equivale a una declaración de independencia: eso me
diferencia de lo otro, AQUÍ ESTOY; por eso cuando los medios de comunicación
cierran sus fuentes a los otros al no permitir decir su palabra, los demás no
existimos.
Por esa angustia, ahora a los otros
no nos queda más que tomar la calle para decirle a ellos y a los gobernantes
que aquí estamos los otros, no para sabotear las cosas sino para hacerlas.
Nos
vemos en la siguiente entrega, será todos los días.
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