EL FILÓSOFO, DE LA CALLE
DICHOS LATINOS, ANALISIS, 1855 AÑO. XII
Aequa Venus teuchris, Pallas inquit fruit.
Cuando una puerta se cierra otra se abre.
O lo que es lo mismo un clavo saca otro clavo, lo narra Cicerón en la Cuarta
Tusculana: Novo amore, veterem amorem,
tamquam clavo clavum, eficiendum putant. Piensan que un amor debe remplazar
otro amor antiguo a la manera de que un clavo saca otro clavo.
La jubilación permanente es la más poderosa de todas las influencias
que provocan un envejecimiento innecesario, incluso la muerte. Esta jubilación
es un error enorme. Si quieres descansar o viajar, tómate el descanso pero no
permanente. La jubilación permanente es
un asesino insospechado. La jubilación permanente te destruirá con tanta
seguridad como el disparo de un fusil, aunque tardes un poquito más en
morir. Destruye por completo tus
impulsos vitales.
La jubilación se compone de dos ingredientes puros. Pura holgazanería y
puro miedo. Es un falso sueño de 10 perezosos sin nada que hacer aparte de
dormir y jugar; y un falso miedo de ser “demasiado viejo” para ser nada
valioso, de que solo te quedan pocos años. Entonces, piensas disfrutar sin
tener nada que hacer, para aprovechar todo a fondo. El jubilado no aprovecha
nada a fondo, por lo contrario, lo que lo mantiene vivo, en circulación, es la
carrera, la profesión, el empleo.
Ser necesario en algo para alguien. Dar a los demás lo que solo uno
puede darle, ahora más que nunca se te necesita. Si la ley, el derecho legal,
te obliga a retirarte, hazlo, si es preciso, pero busca otro trabajo. Dices que a tu edad es casi imposible, no
será fácil pero si lo intentas te llevarás muchas sorpresas: cuando una puerta
se cierra se abre otra. Si lo intentas y no logras un empleo que te guste, créate
otra profesión, sirve de asesor a alguien. La inmortalidad ahí está. Las
personas de cierta edad se jactan de ser demasiado vieja, se jactan de sus años
como si fuera una condecoración. Es una marca de desgracia, de rendición a las
mentiras programadas de la muerte y la muerte no existe.
Despierta, mírate en el espejo y ponte en marcha, no te dejes vencer
por ese veneno que es el miedo a la vejez. Vejez tu mientes, eres un camino de
brazas y no un camino de cenizas. Y recuerda que la juventud es una enfermedad
pasajera que solo se cura con la edad.
Nos vemos en la siguiente
entrega, será todos los días.
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